Esta vez no ocurrió, como sucede muchas veces, que hubiera chicos pendientes de la llegada de sus padres. Todos estaban jugando a fútbol o participando en diversos juegos durante la mañana. Poco a poco fueron llegando los padres. A la una del mediodía celebramos una misa en el campamento para todas las familias y los acampados. El oratorio del campamento estaba prácticamente lleno.
A la hora de la comida no cabía más gente en el comedor del campamento lleno de familias con niños de todas las edades. Hubo quien preparó una riquísima empanada dedicada al campamento. Podéis ver la foto. Algunas familias comieron a la sombra de los árboles cerca del río, un sitio muy agradable.
Debido al acontecimiento deportivo de la jornada decidimos adelantar media hora los actos del día. Había muchos padres nerviosos que querían llegar a casa con tiempo de ver el partido con tranquilidad, y Oviedo y Valladolid están un poco lejos.
Poco después de las cuatro y media comenzó la gymkhana familiar. El sogatira, el lanzamiento de globos de agua y el juego del pañuelo nos hicieron pasar un rato divertido en el que participaron principalmente los más pequeños.
Cuando quisimos organizar el partido de fútbol de padres contra acampados la mayoría de los padres se fueron rápido por motivos justificados. Así que con los pocos padres que quedaron se jugó un partido a lo ancho del campo en el que también participaron algunas madres.
A medida que se acercaba la hora del partido del mundial se notaba un nerviosismo creciente entre todos, acampados, monitores y padres. Banderas, bubuzelas, gritos... Adelantamos la cena a las ocho de la tarde, y resultó la cena más rápida de todo el campamento. Antes de las 8:15 ya estaba el comedor recogido (bueno... más o menos). Mientras escribo esto y suben las fotos del día se oyen gritos y canciones animosas. España está jugando la prórroga. A ver que noche nos espera...
Las fotos:
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